¿ Quiénes somos?

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Somos un espacio político construido por militantes provenientes de distintas prácticas y líneas ideológicas: asambleistas, de movimientos sociales y reivindicativos, barriales, solidarios, de Derechos Humanos, ambientales, de cooperativas y fabricas recuperadas, de la CGT y de la CTA; marxistas, peronistas, progresistas, del campo nacional y popular, guevaristas, de la izquierda nacional. Todos enfocados en construir una síntesis de pensamiento y de práctica, útil para nosotros, y para nuestro Pueblo en torno a un objetivo común, la Patria Justa, Libre, Soberana y Participativa. Trabajamos fervientemente por la unidad del Campo Popular, por su organización, para garantizar un proceso de avance continuo que nos permita aprender de los aciertos y errores del pasado y llegar a esa Patria digna. Sin esa unidad no habrá una segunda y definitiva independecia. Luchamos por la unidad de Ameríca, la Patria Grande, negra, blanca, morena, cobriza sin la cual la defensa de los intereses nacionales caería en una lucha egoista que a la larga nos traería una nueva derrota. Una nueva frustración. Solo junto con nuestros hermanos continentales podremos concluir en victoria.

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Hugo Yasky diserta junto a los compañeros del Movimiento Popular Patria Grande

Hugo Yasky diserta junto a los compañeros del Movimiento Popular Patria Grande

Norberto Galasso (Corriente Enrique Santos Discépolo) y Hugo Yasky (Secretario General de la CTA)

Norberto Galasso (Corriente Enrique Santos Discépolo) y Hugo Yasky (Secretario General de la CTA)

200 compañeros participaron del acto en el hotel Bauen

200 compañeros participaron del acto en el hotel Bauen

L. Iacomini, N.Galasso , H. Yasky , I Ivancich

L. Iacomini, N.Galasso , H. Yasky , I Ivancich

lunes, 5 de julio de 2010

Alrededor de la renuncia de Taiana y algunas otras cosas

Alrededor de la renuncia de Taiana y algunas otras cosas

Por Lido Iacomini


El proyecto popular acumula y la oposición se desfleca

Tenemos enemigos y adversarios, cosas diferentes claro, pero que el oportunismo hace que naveguen juntos a menudo, en un difuso magma opositor en el que, al menos hasta hace muy poco, conviven dificultosamente la derecha destituyente más pura y dura y distintas variantes de “centroizquierda” e incluso de izquierda, unidas en su afán común de hacer hocicar al gobierno.

Desde esos aciagos días que experimentamos con la derrota en la lucha por la “125” y el serio traspié electoral del año pasado, se redobló la actividad aventurera de un importante sector de la oposición y muchos progres fueron a la cola convencidos que estaban a la cabeza. La realidad tenía poco que ver con las expectativas de la oposición de apoderarse rápidamente del gobierno, que según su visión se caía de las manos del kirchnerismo. Por un lado el Gobierno de Cristina no se dio por muerto y redobló la apuesta a las transformaciones favorables al movimiento popular, dando lugar a la etapa de iniciativas más fructíferas. Y por otra parte el movimiento popular fue desplegando sus fuerzas y mostrando su potencialidad para ganar la calle, demostrando que experimentó una rápida maduración y asimilación de los peligros de la derecha ensoberbecida y fue capaz de destacar un activo militante con persistencia y en desarrollo y expansión. A la concentración en la cancha de Ferro y a la masiva conmemoración del 24 de Marzo le siguió la formidable movilización por la Ley de Medios, luego el fenómeno de 6,7 y 8, culminando con la inédita presencia popular en las conmemoraciones del Bicentenario, dejando atrás una fase que se había caracterizado por la aflicción, el defensismo y su proyección en el campo político como dominio de los fundamentalismos destituyentes.

El escenario político se desplaza

Las dificultades parlamentarias, complejidad resultante del traspié electoral, no se diluirán fácilmente, pero el campo opositor, en su conjunto, ha recibido un duro e inesperado impacto y ha tomado nota del giro de la llamada opinión pública, evidenciada en la participación del pueblo en el Bicentenario. Ni fácil, ni rápidamente será posible desentrañar todo el significado de este vuelco popular, pero con seguridad no beneficia a la reacción y por eso ésta mira el fenómeno con temerosa cautela. Ya se han producido, y se seguirán produciendo, giros y desplazamientos. Estos se hicieron nítidos con la derrota de Cobos en las internas radicales y la perspectiva de un nuevo liderazgo de cuño alfonsiniano desparramó expectativas en importantes sectores de la oposición. Binner se apresuró (felicitaciones calurosas a Alfonsín mediante) a consolidar una perspectiva opositora de centroizquierda, que lo libere del incómodo abrazo de la derecha más recalcitrante, advertido de que los realineamientos a favor del Gobierno de Cristina (fuertemente conmovidos por la Asignación Universal por Hijo), verificables en el conjunto de la opinión pública, resultaban en un imperativo, aunque visiblemente hipócrita, desplazamiento de casi todo el escenario político hacia la centroizquierda. De Narváez llegó a decir que Macri es demasiado “derechoso” para el peronismo federal y Felipe Solá lo corre a Duhalde por izquierda, reivindicándose defensor de los Derechos Humanos. De golpe una gran parte de la derecha destituyente se coloca ropajes coloreados, al menos rosaditos.

Todos saben que un año en Argentina, y sobre todo con el marco de la crisis mundial actual, es demasiado e imprevisible tiempo. Pero bien, al menos sabemos que no hay análisis estático, congelado, que sea válido con el correr de los meses, sino que debemos estar alertas a los cambios y confiar en el curso más profundo de los acontecimientos: Latinoamérica y sus pueblos recorren el camino de su unidad y su autodeterminació n. Pero también late amenazante el fantasma de la guerra. Sobre esto volveremos después.

Acá, entre las posibilidades está, que en lugar de enfrentar a Cobos asociado a la Mesa de Enlace y algunos otros fundamentalistas de la derecha opositora, tengamos enfrente a una engañosa variante neoalfonsinista o si se quiere un revival de la Alianza (esta vez sin el derechismo delarruista) . A eso lo están invitando a Pino y su Proyecto Sur. Pero seamos claros: el triunfo de cualquiera de las dos variantes significará, más rápido que tarde, la clausura de un proceso posible de profundizació n de los cambios y la enorme dificultad para consolidar lo ya conquistado. Es en ese marco que nosotros sostenemos que es indispensable la más marcada y amplia unidad de sectores, grupos y clases sociales para enfrentar las perspectivas restauradoras y que en el proceso político del largo año que se viene debemos hacer los mayores esfuerzos para impedir las divisiones y fraccionamientos que favorecen a la reacción.

La gema del movimiento obrero

La unidad de acción del movimiento obrero argentino es una gema preciosa y constituye una bandera y un ejemplo que debe consolidarse. Esto es un fundamento básico del apoyo que debemos prestar a la reelección de Hugo Yasky al frente de la CTA, para mantener la posibilidad que los dos Hugos unifiquen fuerzas en los momentos cruciales de la vida y la lucha nacional.

Cuando miramos hacia otras latitudes y frente a la prosecución de la brutal crisis económica que atraviesa al capitalismo imperialista hegemonizado por los EEUU, vemos como España días atrás, ahora Inglaterra, adoptan medidas de ajuste, de las que el FMI ha sido el principal impulsor y difusor y de las que nosotros hemos sufrido y escarmentado. Con preocupación uno otea el horizonte esperando la respuesta de los pueblos y la principal expectativa es el movimiento obrero organizado, la única y experimentada fuerza que puede ponerle coto a esta prosecución del saqueo financiero y ser capaz de defender los intereses populares. Y uno se sorprende: las vertientes más combativas del movimiento obrero español se unen para hacer un paro…dentro de tres meses. Quizás sea lo que necesitan para sacar del letargo al movimiento, pero también es probable, lo más probable, que en ese tiempo se hayan consolidado las recetas clásicas del neoliberalismo asfaltando el camino hacia el infierno. Esperemos que la presencia argentina en el foro internacional del trabajo, representada con dignidad en el discurso dado por nuestra presidenta Cristina, constituya una contribución importante. Quizás sea que esperamos respuestas ágiles, contundentes, que desde nuestra visión política, desde nuestras dolorosas experiencias, son las que consideramos necesarias.

Esto hace más visible el valor de una camada de dirigentes de los trabajadores (en ambas centrales sindicales) que han realizado un largo aprendizaje como para saber combinar con sabiduría la firmeza de principios en la defensa de los intereses de clase con la inteligencia política necesaria para saber defender los escenarios conquistados para no tener que dar un paso atrás.

Como bien señalara la compañera Silvia Díaz, la CTA sufrió la injusticia de éste gobierno que no tuvo aún el gesto de grandeza de otorgarle su justa demanda de personería. Sin embargo Hugo Yasky y su gente tuvieron la grandeza necesaria de poner por delante los intereses generales del país de los legítimos derechos de un sector.

La renuncia de Taiana y los fantasmas de la guerra

Quizás frente a la falta de precisiones, para acercarnos al significado político de la renuncia de Taiana, no haya que empezar por Taiana. Acertemos o no en esa especulación, será fructífero introducirnos en la problemática internacional.

Hace muy poco, casi en las vísperas del brutal y aparentemente desmesurado ataque israelí sobre el convoy humanitario que saliera de Turquía rumbo a la Franja de Gaza, la iniciativa audaz de Itamaratí llevó a Lula al suelo iraní, acompañado no casualmente por el agredido gobierno turco. Allí demostraron que si había voluntad política de encontrar una salida pacífica a la crisis en torno a los usos de la energía nuclear del demonizado régimen revolucionario iraní, esta se podía lograr. Lula, el protagonista principal, volvió con el “acuerdo” en sus alforjas. El Departamento de Estado y sobre todo y seguramente el Pentágono, lo rechazaron de inmediato.

A renglón seguido la diplomacia militar israelí se encargó de saturar con pólvora el escenario internacional, atacando en mares neutrales y ofició de clandestino peón norteamericano para provocar un incidente entre las dos Coreas.

Poco después los norteamericanos, con su redoblada ofensiva en la ONU, consiguieron la condena y el castigo contra Irán, por su peligrosidad virtual y la absolución de Israel, por su peligrosidad real.

Mientras China y Rusia ceden ante la presión norteamericana, evitando la confrontación con la superpotencia y dejan a Brasil en la estacada, la Cancillería argentina –gestión Taiana mediante- apoya a Lula y produce un durísimo documento condenatorio de la agresión israelí sobre el convoy humanitario y demanda el cese del guetto de Gaza y el respeto por los derechos del pueblo palestino.

Podemos pasar de los horrores de la mayor crisis económica, desarrollada en los principales centros del capitalismo mundial, a los horrores de una guerra provocada para defender una salida de la crisis, sólo en beneficio del monstruo financiero que la ha generado.

La reunión del G20 es expresiva de las divergencias sobre el rumbo a imprimir a los acontecimientos mundiales, y no solo entre este importante grupo de naciones, sino incluso en el corazón mismo de las alianzas dominantes. Mientras Obama se alinea con los emergentes buscando algunas reformas a los mecanismos financieros internacionales, el verdadero poder imperialista persiste en la defensa de los peores rasgos del modelo neoliberal. Por eso el FMI y el Banco Mundial persisten en las recetas de ajuste como si el Consenso de Washington estuviera en su apogeo. En consonancia el Pentágono despliega dispositivos bélicos en Corea y Medio Oriente. Desde allí miran la guerra como el camino de recomposición del dominio hegemónico deteriorado. La gran banca financiera, a pesar del gran desorden mundial que su insaciable ambición ha provocado, intenta seguir diseñando desde Wall Street los rasgos principales de la política imperialista del siglo XXI, sin reformas limitantes a sus intereses globales.

Los estallidos financieros, cual fichas de dominó que se caen, se extienden por Europa y expresan la continuidad y vigencia de la crisis, agitadas como chantaje sobre los pueblos para que éstos acepten pagar sus costos vía “ajustes”.

El conflicto palestino israelí, históricamente irresuelto por su incrustación en la estrategia imperialista norteamericana, fue agravada ex profeso como prolegómeno a la guerra que el Pentágono prepara contra Irán.

En nuestro país el gobierno kirchnerista no heredó solamente una estructura económica monopolica-mente concentrada, sino también conflictos internacionales que dirimieron en nuestro territorio soterradas disputas, agravadas por la irresponsabilidad menemista. Las necesidades políticas internas, condicionadas básicamente por la dolorosa memoria de las víctimas de los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel, limitaron la autonomía necesaria frente a las presiones de los lobbys de la comunidad, financiera y de negocios, judía de EEUU.

Ante el agravamiento de la situación internacional en Medio Oriente-Irán, la presión norteamericana crece y coloca en serias dificultades a la política argentina, desde su postura jurídica en relación al monstruoso atentado a la AMIA que compromete, a mi entender equívocamente, a Irán.

Frente a la magnitud de estos hechos la renuncia de nuestro Canciller está patéticamente teñida por un silencio analítico sospechoso e inútil. La información oficial es comprensiblemente formal y sirve para encubrir lo que no se quiere hacer conocer. Las características personales de Taiana, especialmente su discreción y su bajo perfil mediático a la vez de su compenetració n con el proceso político en marcha, ayudan a la mediocridad cautelosa de los medios de comunicación.

Las versiones circulantes no dan cuenta de la trascendencia del cambio de funcionario. No se cambia una figura central de la sustancial política exterior elaborada y desplegada durante los últimos años por asuntos de poca monta. Cuestiones como el caso Sadous e incluso los trascendidos sobre los controles en el caso Botnia podrían ser tan sólo detonantes o excusas circunstanciales que velan el análisis más serio y profundo. La oposición y los medios monopólicos ahora canta loas al ministro renunciante simulando un respeto por su figura y papel que no exhibieron antes. Como si Taiana no tuviese nada que ver con la cercanía del Gobierno con el Gobierno de Hugo Chávez y la ceremoniosa y cordial distancia con el gobierno norteamericano. Sus críticas machacaron con la cercanía con la demagogia venezolana (y más específicamente con su “autoritarismo” hacia los medios de prensa) y la vocación de este gobierno para aislarse del mundo “real”, se entiende mundo norteamericano.

No se puede dejar de señalar que la posición de Taiana ha sido coherente, de pleno convencimiento y de firmeza. Se puede señalar que la política sobre Israel muestra algunas debilidades compensadas por la fuerte declaración de condena a los acontecimientos de Gaza. Al leer el reciente reportaje a Timerman en Pagina 12 esto cobra relevancia por la vuelta a un exceso concesivo y también resalta la posición sobre Brasil que no tienen ni la moderación ni discreción que tuvo Taiana al respecto. Pareciera que el Gobierno nacional, con el cambio de Canciller mueve el péndulo de sus relaciones internacionales: el nuevo Ministro es reconocido por sus aceitadas relaciones con el lobby sionista norteamericano y el establishment político y diplomático del país del norte. La participación de nuestra presidenta en los foros del trabajo y del G20 en esta semana no prefigura ningún cambio sustancial de nuestras políticas. Y seguramente Timerman será un soldado obediente de las instrucciones presidenciales. Pero a ese nivel, en una función altamente sensible y decisiva para un país que viene luchando por un lado por una alto grado de autonomía y por otro por la gestación de una vasta red de alianzas, transitorias unas y casi permanentes otras, los hombres y sus cualidades suelen ser decisivos. Y entre Taiana y Timerman hay más de un matiz diferencial en concepción y más de una pequeña brecha en calidad.

Pero estas “correcciones” podrían leerse como asimilaciones de un cuadro de situación cada vez más complicada en el frente externo. Los rumores sobre una posible agresión pentagonista- israelí se han incrementado encendiendo las luces rojas de la guerra. Frente al voto en la ONU de China y Rusia junto a EEUU en contra de Irán, incluso Brasil ha debido retroceder a contrapelo de la audacia ostentada por Lula en el último tramo de su gestión. Y no hay que dejar de considerar que es hacia EEUU donde huyó la Sra. Ernestina Herrera de Noble y el fuerte lobby que se presume allí encabezará, como “perseguida política” del “régimen”, enciende luces rojas en el futuro escenario electoral.

Frente a esta lectura de la realidad, el gobierno pareciera inclinado a un retroceso táctico en algunas esferas, pero desgraciadamente esto puede afectar las líneas estratégicas que han resultado vitales al desarrollo y la autonomía nacional.